APRENDER A CAER, PARA PODER VOLAR

Los que practicamos deportes de riesgo aprendemos desde muy pronto a caernos adecuadamente. Ésta es una parte muy importante del aprendizaje, porque sabemos que para poder progresar y superarnos a nosotros mismos tendremos que afrontar esas situaciones sin miedo y manteniendo el autocontrol en todo momento.

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Pero fracasar, o «caerse», sigue siendo un estigma. Culturalmente nos educan para sentir desprecio, o indiferencia, que es aún peor, por aquellos que no son capaces de tener los éxitos sociales y profesionales esperados. Una tendencia que se agudiza en un mundo cada vez más global y competitivo.

Esto hace que sintamos miedo de fracasar y que, en ocasiones, dejemos de hacer lo que deseamos por temor a decepcionarnos y sentirnos mediocres. Estas conductas evitativas nos alejan de quien queremos ser y de cómo queremos vivir.

La única forma de aprender y mejorar es caerse, perder el miedo a equivocarse y aceptar la posibilidad de que las cosas no salgan como deseamos.

Cuando miramos atrás, solemos arrepentirnos de las decisiones tomadas porque nos gusta fantasear con la bondad de las opciones que no elegimos. Así fantasea nuestra mente de forma irracional, pero esto no es más que una distorsión de la realidad, un análisis demasiado simple e imperfecto de lo que conlleva vivir, tomar decisiones o asumir riesgos.

Nadie se atrevería a iniciar un nuevo reto en el que puede fallar, si cree que no puede permitirse  errar. Por eso el miedo al fracaso paraliza nuestras vidas.

Sin embargo fracasar puede también motivar al esfuerzo y fortalecer la resistencia. El fracaso nos ayuda a desarrollar tolerancia a la frustración.  Tal vez, sea mejor fracasar que vivir frustrado.

El fracaso significa remover todas las capas de lo intrascendente porque cuando fracasas te liberas de tu mayor temor y es así como tocar fondo puede ser la base sólida en la que construir una vida.

No podemos olvidarnos que es imposible vivir sin fallar, si lo hacemos, si intentamos no fallar en nada, entonces viviremos con tanto cuidado que entonces no viviremos del todo.

El fracaso puede darte la fuera necesaria, te enseña que puedes sobrevivir. Puede ayudarte a conocerte a ti mismo y darte cuenta de tu fuerza interior. Incluso puede ayudarte a darte cuenta de que tienes amigos y personas que te quieren.

La vida es difícil y compleja. Reconocerlo nos permitirá afrontar cualquier adversidad y permitirnos equivocarnos.

Si uno teme todo el tiempo fracasar, ha focalizado su atención en la dirección equivocada. Hay que cambiar ese punto de vista y redirigir la mirada hacia el éxito, considerando el fracaso no como un obstáculo, sino como parte del camino. En la vida, -dice Maxwell- no es importante saber si tendremos problemas, sino, si tendremos la capacidad de hacerles frente y de superarlos.

¡Recuerda que la fórmula del éxito en cualquier actividad consiste en levantarse una vez más de las que uno cae! N+1=Éxito

«Lo que logramos internamente, cambiará nuestra realidad externa”   Plutarco

Bibliografía recomendada :”El lado positivo del fracaso” de John C. Maxwell.

DOLOR ¿EMOCIONAL?

imagesEl dolor emocional trae como consecuencia malestares físicos y corporales.

Nuestras emociones están vinculadas a nuestros dolores. Es decir, a veces nuestros dolores son un efecto de ciertas emociones y sentimientos vividos. Nuestro cuerpo reacciona y establece una conexión, es por esta razón que nuestro sistema inmune se va debilitado por una mala salud emocional.

Diferentes estudios cerebrales han constatado que la misma parte del cerebro que funciona como procesador de dolor físico, también tiene la tarea de procesar el dolor emocional.

David Alexander, Director del Centro de Investigación de Trauma, afirma que «La gente que ha sufrido daños emocionales a menudo traduce ese dolor en algo físico”.

El dolor físico es una advertencia de nuestro organismo para no hacer algo que nos hace daño, por ejemplo, caminar con un tobillo o una pierna rota.El dolor emocional, también puede ser una advertencia, por ejemplo, para no volvernos a acercar a cierto tipo de persona que nos puede herir emocionalmente.

Otro tipo de dolor emocional es «La pena compleja. Mary Frances O’Connor, investigadora de UCLA, la define como un dolor que se da en 10% de personas que pierde a un ser querido y que no consiguen adaptarse al dolor que sienten.

Es importante entender que algunas personas sufren traumas, es decir, siguen sintiendo un dolor emocional mucho tiempo después de experimentar el contacto directo con la circunstancia que lo causó.

No es necesario que fueran sucesos trágicos sino simplemente que vivieran situaciones que su estructura emocional no supo procesar de otra manera, creando un esquema de supervivencia basado en el miedo, la tristeza o el odio.

Elsa Punset, en su libro “Inocencia radical” habla de diez esquemas básicos que causan dolor emocional: (Cinco esquemas personales y cinco esquemas sociales):

 El Esquema del Abandono: «Siempre me abandonan»
Este esquema surge a raíz de nuestras reacciones ante las pérdidas: tememos que las personas que nos rodean nos abandonen. El abandono original pudo ser simbólico o real, debido a padres emocionalmente fríos o distantes, a mudanzas incesantes, a muertes, divorcios. Produce la sensación de estar aislado.

El Esquema de la privación o carencia: «A nadie le importan mis necesidades»
En la infancia de las personas que tienen este tipo de esquemas, los padres probablemente no tuvieron tiempo, o interés, en escuchar al niño. Él tuvo la sensación de que nadie quería estar a su lado, o de que sus necesidades emocionales no importaban. Ahora es un adulto hipersensible al hecho, real o imaginado, de que las personas no se fijan en sus necesidades profundas: siente hambre de mimos, de calidez o de afecto. En algunos adultos, este esquema despierta la ira, porque los demás parecen ignorarnos. A veces a estas personas les cuesta mucho expresar sus necesidades, y por ello los demás, simplemente no las captan. 

El esquema del dominado: «Nunca me salgo con la mía»
Esta persona tal vez tuvo padres dominantes y controladores que no dejaron al niño ser autónomo. El autoritarismo de los padres pudo expresarse desde la violencia abierta hasta la manipulación encubierta de la voluntad y la vida del niño. Emergerán adultos sin sentido de control sobre sus vidas, que no defienden ni apenas conocen sus propias preferencias. Generalmente, sus parejas también les dictarán lo que deben hacer. En la  infancia, este esquema pudo producir una estrategia de pasividad, para evitar el enfrentamiento, o al revés, una rebeldía que más adelante se convertirá en exagerada susceptibilidad ante cualquier posible señal de manipulación por parte del otro. Así, algunos adultos aquejados de este esquema evitan comprometerse para evitar acuerdos que puedan restarles libertad. 

El esquema del desconfiado: «No puedo fiarme de la gente»
Estas personas han sido víctimas de abusos físicos, emocionales o sexuales y han perdido la confianza en los demás. A veces, eligen relaciones donde sus peores sospechas se confirman, sólo porque les resultan familiares. Este esquema se diferencia de los demás esquemas porque las personas han sido heridas por otros de forma intencionada. La respuesta ha sido necesaria para sobrevivir, aunque ahora se aplique de forma compulsiva e inapropiada. 

El esquema del imperfecto: «No merezco amor»
La persona con este esquema tiene la sensación de que no merece amor, de  que es de alguna forma defectuoso. Es un esquema que suscita por tanto vergüenza y humillación. La persona aquejada tal vez tuvo padres hipercríticos, que la insultaban o desaprobaban con frases «no eres lo suficientemente bueno» o «me avergüenzo de tener un hijo como tú». Pudo recibir un mensaje no verbal muy negativo que el niño interiorizó: ahora el adulto se mira con desprecio. Las estrategias típicas de este esquema consisten en aceptar el veredicto, capitular y esconderse; o al contrario, en mostrar arrogancia y buscar la adulación de los demás. 

El esquema del excluido: «No pertenezco, no encuentro mi lugar, nadie me da cobijo«
Este esquema afecta a cómo nos sentimos en los grupos, bien sea en el entorno laboral, familiar o social. Se fija cuando la mirada de nuestra familia ya no es suficiente y buscamos la aprobación de los demás. Aparece aquí el niño con el que nadie quiso jugar, el que tuvo una familia diferente, o el que no encajó tras un divorcio en las nuevas familias de sus padres. Las personas aquejadas de este esquema suelen quedarse en las afueras de la vida social porque temen el rechazo de los demás. 

El esquema del miedoso: «Cuidado, el mundo es muy peligroso»
Este esquema se centra en la vulnerabilidad y en la pérdida de control. Tal vez uno de los padres tuvo tendencia a ser catastrofista, a un miedo real o imaginado, como una enfermedad, lastró la vida del niño durante un tiempo. La estrategia más típica ante este esquema se manifiesta a través de una prudencia exagerada, de un miedo al riesgo muy marcado. 

El esquema del fracasado: «Todo me sale mal»
La sensación típica de este esquema es que uno es un fracasado a pesar de cualquier indicio de éxito. A veces se debe a unos padres exageradamente exigentes, que hicieron sentirse inepto al niño o que hacían comparaciones odiosas con hermanos o con personas o niños muy exitosos. Ahora este adulto ni siquiera cree que merezca que las cosas le salgan bien. Así que surgen el fenómeno del impostor: estas personas que creen que no merecen triunfar y que si lo hacen, alguien las desenmascarará. 

El esquema del perfeccionista: «Tengo que ser perfecto»
El adulto que tiene este esquema pudo tener padres que nunca dieron su beneplácito pleno al niño. Por tanto, este se sintió inadecuado, y ahora cree que vale por lo que consigue, no por lo que es. Como ocurre con el esquema del fracaso, el esquema del perfeccionista tiene que ver con la capacidad para lograr las metas. En el esquema del fracaso esperamos demasiado poco de nosotros mismos; en el del perfeccionista, demasiado. 

El esquema del ser especial: «Yo no tengo por qué seguir reglas»
Lo que define este esquema es la necesidad de retar los límites de la vida: conducir a velocidades no razonables, servirse mucha comida cuando apenas hay para los demás, aparcar en una plaza para discapacitados, exigir a la pareja todo a cambio de casi nada. Estas personas se sienten especiales y carecen de la empatía necesaria para preocuparse del abuso que eso pueda suponer para los demás. Los niños que desarrollan este esquema tal vez hayan sido muy mimados, o han crecido en un entorno adinerado, o carente de límites, con padres permisivos o excesivamente serviciales. De adultos, pueden convertirse en personas impulsivas, infantiles y egoístas. Algunas veces, el esquema afecta a hijos de padres muy exigentes, que exageraban sus logros para sentirse especiales. También puede darse en adultos que han carecido de afecto o que han sufrido necesidades materiales: están resentidos y piensan que se les debe compensar con ello. 

El dolor en nuestra vida es inevitable, pero podemos aceptarlo, transitarlo y sobre todo, transformarlo en una experiencia de aprendizaje.

 

 

MI ARMADURA (Mecanismos de defensa)

caballeroLos mecanismos de defensa son como armaduras que crean nuestra mente para protegernos del sufrimiento o manejar la ansiedad y mantener nuestra autoimagen.

Los empleamos para defendernos de emociones o pensamientos que producen ansiedad, sentimientos depresivos o una herida en la auto-estima.

Los mecanismos de defensa son una parte normal del funcionamiento de nuestra mente y sólo se les considera patológicos cuando se abusa de ellos o cuando son demasiado rígidos.

Estos mecanismos fueron propuestos por Sigmund Freud desde el paradigma del psicoanálisis. Se les suele clasificar como primarios (desarrollados en la infancia) o secundarios (desarrollados en épocas posteriores) y existen muchas clasificaciones. Algunos de ellos son:

LA REPRESIÓN:  

Es el proceso que mantiene a las cosas (particularmente a los impulsos inaceptables) fuera de la conciencia.

La represión permite eliminar los sentimientos de dolor o ansiedad, pero si se utiliza en exceso tiene su costo, ya que hay que emplear gran cantidad de energía para mantener los eventos rechazados inconscientes

Por ejemplo: la semana pasada hizo algo de lo que se avergüenza, trata de no pensar en ello y a la larga puede incluso no ser capaz de recordarlo.

LA NEGACIÓN:

Consiste en negarse a creer que el acontecimiento amenazante o aversivo ocurrió o que la condición existe. La negación es igual en muchos aspectos a la represión: ambas mantienen fuera de la conciencia cosas que el individuo se siente incapaz de afrontar.

Un ejemplo es la madre que se niega a admitir que su hijo murió en combate y sigue actuando como si estuviera vivo.

296c73c4d8591c5c2d6540dbd052cc54LA PROYECCIÓN:

Es el mecanismo mediante el cual un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y deseos inaceptables y de esa forma se los oculta a si mismo.

Ejemplo: La mujer que le atrae sexualmente un hombre por el que no debería tener esos sentimientos y a quien acusa de querer seducirla.

EL DESPLAZAMIENTO:

Consiste en cambiar el objetivo de un impulso, esto suele suceder porque el blanco elegido resulta amenazador y al cambiarlo se reduce la ansiedad.

Por ejemplo: la estudiante que está furiosa con un profesor y descarga su agresividad sobre su comprensivo novio evitando la ansiedad que surgiría si atacase realmente al profesor.

PARA COMPLETAR ESTA ENTRADA DE MI BLOG, LES RECOMIENDO QUE ESCUCHEN EL SIGUIENTE CUENTO DE ROBERT FISHER O LO ADQUIERAN EN FORMA DE LIBRO: 

 

3 CONSEJOS PARA EVITAR EL CIBERACOSO

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Ciberacoso:
“Amenazas, hostigamiento, humillación u otro tipo de molestias realizadas por un adulto contra otro adulto por medio de tecnologías telemáticas de comunicación«.

 

Ciberbullying:
Es un tipo concreto de ciberacoso aplicado en un contexto en el que únicamente están implicados menores.

Grooming:
Por su parte, se define como “un acoso ejercido por un adulto y se refiere a acciones realizadas deliberadamente para establecer una relación y un control emocional sobre un niño o niña con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual del menor. Se podría decir que son situaciones de acoso con un contenido sexual explícito o implícito”.

Por norma general, viene asociado con amenazas, insultos, vejaciones o de la creación de perfiles en redes sociales suplantando la identidad de la víctima y asociándola a contenidos vejatorios, del etiquetado de fotografías de otras personas o cosas con intención ofensiva hacia la víctima…

 

CÓMO SE MANIFIESTA:

Fundamentalmente a través de cambios en los hábitos de conducta, en el estado de ánimo y en la red social se pueden detectar estas situaciones que deben ser visibles para el profesorado y su familia si estos están especialmente atentos a ellos. 

CONSEJOS BÁSICOS:

La educación en aspectos de seguridad, privacidad, protección de los derechos de las personas etc. es algo que se debe enseñar desde la infancia, ya que los menores acceden desde muy pequeños al mundo digital, las redes sociales, los teléfonos móviles, aplicaciones en smartphones, etc.

La labor de los padres y educadores es primordial en la prevención de los riesgos. Su labor debe de ser la de enseñar y guiar a sus hijos/alumnos cuando comienzan su andadura por Internet.

1) Converse y establezca reglas con sus hijos acerca de cuándo y por cuánto tiempo pueden estar en línea, y las áreas adecuadas que pueden visitar. Es necesario conocer el entorno y la tecnología para poder ofrecer un soporte adecuado. De esta manera el menor encontrará menos dificultades a la hora de trasladar sus dudas y preocupaciones.

2) Colocar el ordenador en algún lugar común de la casa, que puede ser útil a edades tempranas pero que debería evolucionar hacía la generación de autonomía en el menor, de modo que gane capacidad para lidiar con la mayoría de situaciones por si mismo.

3) Una de las mejores formas de supervisar la actividad del menor en Internet es compartir actividades. (Ej: ayúdame a configurar las opciones de privacidad de la red social).

GUÍA DE ACTUACIÓN CONTRA EL CIBERACOSO 

Aquí podrá tener una información muy detallada de que hacer en caso de detectar  ciberacoso. Puedes descárgatela.

Haz clic para acceder a Gu%C3%ADa%20de%20actuaci%C3%B3n%20contra%20el%20ciberacoso.pdf

CÓMO CULTIVAR UN AMOR INVENCIBLE

CÓMO CULTIVAR UN AMOR INVENCIBLE

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El amor solo no es suficiente para proporcionar los lazos que unen una relación.

Hay cualidades especiales como: compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad, responsabilidad y confiabilidad que son determinantes para una relación feliz.

La pareja debe cooperar, transigir, adaptarse, reconocer errores y perdonar. Los amantes tienen que ser tolerantes con los defectos, errores y rasgos particulares del otro. Si se cultivan estas virtudes la pareja se desarrolla y madura.

Las cualidades básicas de una relación según el psicólogo Aaron T.Beck para construir un amor fuerte y duradero son: compromiso, confianza y lealtad.

COOPERACIÓN: Trabajar para satisfacer los objetivos conjuntos como pareja y como familia. «Elaboraremos juntos las decisiones importantes», Cada uno de nosotros cumplirá con lo que este bajo su responsabilidad», «Coordinaremos lo que hacemos en las actividades en conjunto».

COMPROMISO: Tener seguridad en que su pareja permanecerá cualesquiera que sean las dificultades. No se pondrá en duda la permanencia en la relación.» Si tenemos dificultades las afrontaremos» «No me apartaré de tí si las cosas se ponen difíciles».

CONFIANZA BÁSICA: «Puedo confiar en mi compañero/a, sé que defenderá mis intereses», «Sé que puedo confiar en él/ella para que me ayude» «Se que no me hará daño de forma intencionada».

LEALTAD:  Apoyar a su pareja en la adversidad «Defenderé y apoyaré a mi pareja».

FIDELIDAD: Lealtad y fidelidad sexual en base a lo pactado en cada pareja.

 

Muchas parejas desarrollan cegueras en su relación, al fijarse solo en lo que no les gusta, dejan de ver cómo mejorar lo que sí les gusta y lo que sí funciona bien.

Hay un EJERCICIO PARA LEVANTAR LAS PERSIANAS que impiden a la pareja enojadas apreciar las cosas agradables que hace  su compañero/a:

Ambos deben pegar varios rótulos en la ropa del otro  (por ejemplo en la solapa de la chaqueta) cada vez que la otra persona hace algo que complace a su pareja, ésta ( la complacida) saca uno de los rótulos. Y se contarán al final del día.

Este simple ejercicio  les obliga a estar atentos a las acciones agradables de su pareja y luego a hacer algo que demuestre que han visto dichas acciones.

Cuando las dificultades sobrevienen es importante que las personas reconozcan que no son meras víctimas de una mala relación por más desesperante que parezca. Pueden y deben hacerse responsables de ella.

Las parejas pueden superar sus dificultades si reconocen que una gran parte de sus decepciones y enojos no parte de una incompatibilidad sino de malentendidos debidos a comunicaciones equivocadas.

Cada miembro de la pareja debe asumir la responsabilidad de mejorar la relación porque tienen opciones para intentar ser más felices.

Para quienes estén interesados les recomiendo el siguiente LIBRO DE AYUDA que es una guía para las parejas que desean mejorar su relación, superar los malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de la pareja.

«CON EL AMOR NO BASTA» Aaron T. Beck. Editorial Paidós.

 

 

 

PREVENIR LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA

sos_adolescentesLa mayoría de los adolescentes con los que he trabajado en la red de centros de acogida de menores que presentaban problemas de conducta eran chicos/as corrientes que se sentían abandonados por sus padres.

Sus padres (inmersos en lo urgente y no en lo importante) mayormente apenas mantenían una conversación con ellos,  eran muy escuetos en sus muestras de cariño y desconocían  por completo a ese adolescente con el que convivían.

La crianza de los hijos requiere tiempo y dedicación. Si delegamos esta tarea a la televisión y al centro educativo puede suceder que nuestro hijo/a desarrolle problemas de conducta .

Un hijo necesita saber que su padre o una madre va a apoyarles pase lo que pase, de forma incondicional y para ello los hijos tienen la tendencia de ponerles a prueba.  Su hijo/a intentará sobrepasar los límites.

Educar en la norma y el respeto es promover la convivencia. Es hacer de nuestro hijo una persona empática y sociable, que se responsabiliza de su comportamiento y de las consecuencias de sus decisiones.

Intentar llenar la falta de tiempo o cariño con regalos o actividades extraescolares no compensará la ausencia de los padres.

Aunque cada caso es distinto y existen las excepciones, generalmente los problemas de conducta son la punta de iceberg, un síntoma de una mala gestión de los conflictos, donde a menudo los padres evitan las discusiones y cualquier frustración a su hijo, quien a la larga se convierte en un «pequeño tirano».

 

DECÁLOGO PARA FORMAR UN PEQUEÑO DELINCUENTE  por Emilio Calatayud ,  juez de menores de Granada, conocido por sus sentencias ejemplares.

1) Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida, así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2) No le de ninguna educación espiritual. Espere que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3) Cuando diga palabrotas ríase de ellas, esto le animará a hacer más cosas graciosas.

4) No le regañe nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5) Recoja todo lo que deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes, hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6) Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide que sus platos estén esterilizados pero que su mente se llene de basura.

7)  Discuta y riña con su cónyuge a menudo en presencia del niño, así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.

8)  Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.

9) Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres, ya que el sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10) Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que lo que de verdad quieren es fastidiarlo.

Si evitamos adoptar estas actitudes fomentaremos que nuestro hijo/a integre las normas de convivencia y respeto necesarias para la vida en sociedad.

Los hijos que tiene problemas de conducta, que se muestran agresivos, no saben manejar los sentimientos negativos (tristeza, frustración, rabia, etc) porque no han sido entrenados en la práctica diaria.

Cuando se enfrenten como adultos a una ruptura sentimental, a un despido laboral o a otra situación desagradable lo más probable es que sus sentimientos les dominen y les generen graves problemas. No habrán aprendido las estrategias de autocontrol y de gestión de las emociones.

Pese a todo hay que ser positivos , muchos adolescentes gracias al apoyo incondicional y los esfuerzos de sus padres sobrellevan esta etapa de la vida con normalidad superando los retos que supone hacerse adulto.

Les invito a leer un libro muy interesante de  Benabé Tierno, un psicólogo y pedagogo .  «Educar a un adolescente, la guía con todas las respuestas» . Donde nos dan las claves para ayudar de la mejor manera posible a nuestros hijos y educarlos en un periodo de la vida, la adolescencia, que constituye un auténtico laberinto de contradicciones y en la que tanto padres como educadores deben esforzarse en colaborar.

 

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LA VIDA QUE FLORECE de Martin Seligman

la vida que florecePara contribuir a mejorar nuestra calidad de vida y seguir aprendiendo les propongo la lectura de este libro. «La vida que florece», del precursor de la psicología positiva.

El autor se pregunta qué es lo que nos permite cultivar el talento, establecer relaciones sólidas y duraderas con los demás, sentir placer y contribuir de forma significativa al mundo. Es decir, qué nos permite crecer como personas.

El doctor Seligman nos ofrece pautas para vivir una vida mucho más feliz y provechosa.

Martin E. P. Seligman, sostiene que la auténtica felicidad no sólo es posible, sino que -lejos de depender de la suerte y de los genes- puede cultivarse identificando y utilizando muchas de las fortalezas y rasgos que ya poseemos.

En la nueva teoría del bienestar, el florecimiento humano se soporta en cinco pilares, reflejados por la palabra PERMA (Positive Emotion, Engagement, Relationships, Meaning, Accomplishment). Estos elementos en conjunto y por separado son los fundamentales.

Así, se puede contestar a la pregunta de ¿Qué es la buena vida?: es placentera, comprometida, relacional, con sentido y con metas alcanzables. Ninguno de los elementos por sí solo define el bienestar pero cada uno de ellos contribuye al mismo.

El libro concluye así:

«Todos podemos decir que sí a más emoción positiva.

Todos podemos decir que sí a una mayor entrega.

Todos podemos decir que sí a relaciones mejores.

Todos podemos decir que sí a darle más sentido a la vida.

Todos podemos decir que sí a logros más positivos.»

Deseo que les guste esta recomendación y que les aporte una nueva perspectiva de cómo ser más felices o estar más satisfechos con la viday con ustedes mismos.

«El optimismo se aprende». Martin Seligman

 

¿QUE DECISIÓN TOMAR?

Tomar una decisión suele ir acompañado de miedo a equivocarnos.

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Lo importante no es tanto estar seguros de la decisión sino atreverse a equivocarse.

Para ser protagonistas de nuestra vida debemos permitirnos los errores, aceptando que la única manera de aprender es equivocarse.

La mayoría de los pacientes que acuden a consulta se preocupan en exceso de tomar «la decisión más correcta».

No son consientes de que tomen la decisión que tomen serán capaces de ser feliz.

 

Si de todas formas deseas aclarar tus dudas y sentirse más seguro puedes leer este libro:

 «ANTES DE TOMAR UNA DECISIÓN HÁGASE ESTAS PREGUNTAS»..

La autora es una coach llamada Debbie Ford. Nos ayuda a descubrir cómo a menudo saboteamos nuestro futuro y, sin saberlo, nos comprometemos en causas autodestructivas que dificultan el camino a nuestros objetivos.

Nos plantea 10 preguntas que podemos hacernos antes de tomar cualquier decisión en nuestras vidas.

 

Estas preguntas son:

  1. ¿Me aportará esta decisión un futuro inspirador o me dejará anclado en el pasado?

 

  1. ¿Me aportará esta decisión una satisfacción a largo plazo o sólo una gratificación inmediata?

 

  1. ¿Estoy siendo yo mismo o intento complacer a otro?

 

  1. ¿Veo lo bueno o lo malo?

 

  1. ¿Esta decisión reforzará mi fuerza vital o me robará energía?

 

  1. ¿Utilizaré esta situación como un catalizador para crecer y evolucionar o me servirá para hundirme?

 

  1. ¿Esta decisión me da poder o me lo quita?

 

  1. ¿Es un acto de autoestima o de autosabotaje?

 

  1. ¿Es un acto de fe o de miedo?

 

Me gustaría recordarte que todos tenemos derecho a equivocarnos o a cambiar de opinión.

Si le quitas «peso» a la decisión probablemente sea más fácil porque en el fondo todos tenemos las respuestas a nuestras preguntas.

La función del psicólogo es acompañarte en este proceso de toma de decisión y ayudarte a descubrir esas respuestas que hay en tí.