APRENDER A CAER, PARA PODER VOLAR

Los que practicamos deportes de riesgo aprendemos desde muy pronto a caernos adecuadamente. Ésta es una parte muy importante del aprendizaje, porque sabemos que para poder progresar y superarnos a nosotros mismos tendremos que afrontar esas situaciones sin miedo y manteniendo el autocontrol en todo momento.

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Pero fracasar, o «caerse», sigue siendo un estigma. Culturalmente nos educan para sentir desprecio, o indiferencia, que es aún peor, por aquellos que no son capaces de tener los éxitos sociales y profesionales esperados. Una tendencia que se agudiza en un mundo cada vez más global y competitivo.

Esto hace que sintamos miedo de fracasar y que, en ocasiones, dejemos de hacer lo que deseamos por temor a decepcionarnos y sentirnos mediocres. Estas conductas evitativas nos alejan de quien queremos ser y de cómo queremos vivir.

La única forma de aprender y mejorar es caerse, perder el miedo a equivocarse y aceptar la posibilidad de que las cosas no salgan como deseamos.

Cuando miramos atrás, solemos arrepentirnos de las decisiones tomadas porque nos gusta fantasear con la bondad de las opciones que no elegimos. Así fantasea nuestra mente de forma irracional, pero esto no es más que una distorsión de la realidad, un análisis demasiado simple e imperfecto de lo que conlleva vivir, tomar decisiones o asumir riesgos.

Nadie se atrevería a iniciar un nuevo reto en el que puede fallar, si cree que no puede permitirse  errar. Por eso el miedo al fracaso paraliza nuestras vidas.

Sin embargo fracasar puede también motivar al esfuerzo y fortalecer la resistencia. El fracaso nos ayuda a desarrollar tolerancia a la frustración.  Tal vez, sea mejor fracasar que vivir frustrado.

El fracaso significa remover todas las capas de lo intrascendente porque cuando fracasas te liberas de tu mayor temor y es así como tocar fondo puede ser la base sólida en la que construir una vida.

No podemos olvidarnos que es imposible vivir sin fallar, si lo hacemos, si intentamos no fallar en nada, entonces viviremos con tanto cuidado que entonces no viviremos del todo.

El fracaso puede darte la fuera necesaria, te enseña que puedes sobrevivir. Puede ayudarte a conocerte a ti mismo y darte cuenta de tu fuerza interior. Incluso puede ayudarte a darte cuenta de que tienes amigos y personas que te quieren.

La vida es difícil y compleja. Reconocerlo nos permitirá afrontar cualquier adversidad y permitirnos equivocarnos.

Si uno teme todo el tiempo fracasar, ha focalizado su atención en la dirección equivocada. Hay que cambiar ese punto de vista y redirigir la mirada hacia el éxito, considerando el fracaso no como un obstáculo, sino como parte del camino. En la vida, -dice Maxwell- no es importante saber si tendremos problemas, sino, si tendremos la capacidad de hacerles frente y de superarlos.

¡Recuerda que la fórmula del éxito en cualquier actividad consiste en levantarse una vez más de las que uno cae! N+1=Éxito

«Lo que logramos internamente, cambiará nuestra realidad externa”   Plutarco

Bibliografía recomendada :”El lado positivo del fracaso” de John C. Maxwell.

7 PASOS PARA TRIUNFAR

schaeli_jungfrau-01_1Según Stephen Covey, (experto en liderazgo)  todos los problemas que afrontamos en nuestra vida pueden distribuirse en tres áreas según el poder de control que tengamos sobre esas situaciones o circunstancias:

Área control directo, que involucra nuestra propia conducta.Área de control indirecto, que involucra la conducta de otras personas.Área de No control, problemas acerca de los cuales no podemos hacer nada, como los de nuestras realidades situacionales o pasadas.

Los problemas de control directo se resuelven trabajando sobre nuestros hábitos. Están obviamente dentro de nuestro círculo de influencia.

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Los problemas de control indirecto se resuelven cambiando nuestros métodos de influencia Existen muchos métodos diferentes de influir en los demás como lo son la empatía, la confrontación o el ejemplo de la persuasión.

Los problemas de la inexistencia de control suponen asumir la responsabilidad de modificar nuestras actitudes: sonreír, aceptar auténtica y pacíficamente esos problemas y aprender a vivir con ellos, aunque no nos gusten. De este modo no les otorgamos el poder de controlarnos.

Si nos centramos en los problemas  de control directo e indirecto seremos eficientes, porque nuestra energía irá dirigida a lo que tiene solución. 

Según Stephen Covey debemos tener los siguientes hábitos para ser efectivos:

  • EL HÁBITO DE LA PROACTIVIDAD nos da la libertad para poder escoger nuestra respuesta lo que sucede alrededor. Nos permite responder de acuerdo con nuestros principios y valores. De esta forma nos responsabilizarnos de lo que sucede. Las personas proactivas centran se dedican a las cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo.
  • TENER UN FIN EN MENTE hace que tengamos una visión de lo que queremos lograr, y por lo tanto una brújula para dirigir así nuestras acciones a lo que verdaderamente es significativo en nuestras vidas.
  • PONER PRIMERO LO PRIMERO nos permite liberarnos de lo urgente para dedicar tiempo a las actividades que verdaderamente importante. 
  • PENSAR EN GANAR/GANAR nos permite desarrollar una mentalidad de establecer el balance entre nuestros objetivos y los objetivos de los demás para lograr el bien común en vez de competir para que alguien pierda. De esta forma estamos sentando las bases para la convivencia y la equidad entre los seres humanos que a la larga seguro nos abrirá puertas.
  • BUSCAR COMPRENDER PRIMERO Y DESPUÉS SER COMPRENDIDO es la esencia del respeto a los demás. La necesidad que tenemos de ser entendidos es uno de los sentimientos más intensos de todos los seres humanos. Este hábito es la clave de las relaciones humanas efectivas y posibilita llegar a acuerdos de tipo ganar/ganar.
  • SINERGIZAR es el resultado de cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad. La síntesis de ideas divergentes produce ideas mejores y superiores a las ideas individuales. El logro de trabajo en equipo y la innovación son el resultado de este hábito.
  • AFILAR LA SIERRA es usar la capacidad que tenemos para renovarnos física, mental y espiritualmente. Es lo que nos permite establecer un balance entre todas las dimensiones de nuestro ser, a fin de ser efectivos en los diferentes papeles (roles) que desempeñamos en nuestras vidas. 

Sea cual fuere tu situación actual, puedes reemplazar las pautas antiguas de una conducta derrotista por pautas nuevas, nuevos hábitos de efectividad, de felicidad y de relaciones basadas en la confianza.

Si bien somos libres para elegir nuestras acciones, no lo somos para elegir las consecuencias de esas acciones. Somos libres para elegir nuestra respuesta en cualquier situación, pero al elegir también optamos por la consecuencia correspondiente. «Cuando uno recoge una punta del palo, también recoge la otra». 

La información aquí detallada está recopilada del libro «7 hábitos de la gente altamente efectiva» de Stephen Covey. Este autor no era psicólogo sino Maestro en el ámbito de la administración de empresas y quién fundó el centro Covey de liderazgo.