APRENDER A PERDER PARA GANAR

 

A juzgar por los anuncios publicitarios, la vida es una fiesta interminable, lo cual tiene poquísimo que ver con la realidad, porque, incluso en el mejor de los casos, vivir tiene su cuota de desazón y duda.perder

El malestar también forma parte de la existencia, igual que la alegría, pero se diría que el espejo colectivo en el que nos miramos no admite zonas de sombra, así que todos estamos demasiado empeñados en ser dichosos en sesión continua, ultrafelices y megadivertidos a tiempo completo, como si eso fuera lo normal.

La consecuencia de esta mentira es que la gente no sabe qué hacer con el desasosiego cotidiano y, en cuanto se topa con una pequeña frustración, piensa que está deprimida. 

No hay ser humano que no haya conocido el sabor de la derrota.

Por eso debemos aprender a superar la frustración que consiste en aceptar de una forma serena que la realidad externa pueda ser contraria a los deseos internos.

La fuerza de voluntad es un signo de sabiduría pero también es muy importante renunciar a un objetivo en determinado momento.

Las pérdidas nos ayudan a manejar la frustración una emoción que, realmente, resulta incómoda y molesta.

Para desarrollar tolerancia a la frustración es necesario encontrar límites a nuestros deseos y este aprendizaje es necesario para no derrumbarnos ante cualquier obstaculo o dejarnos secuestrar por la ira en esas situaciones.

Aceptar la realidad tal y como es , significa tener la capacidad de aceptar estas experiencias con serenidad. Sin contarnos excusas a nosotros mismos que disfracen la realidad.

Aceptar las derrotas significa ser capaz de elaborar duelos, procesar pérdidas y aceptar, aunque sea a regañadientes, que la vida no gira entorno a nuestro alrededor.

Nuestro diálogo interno puede ayudarnos a perder con inteligencia emocional y tranquilidad. Tu valor no depende de los resultados externos porque el ser va más allá del tener y de la productividad.
Apóyate en mensajes motivadores que te ayuden a perseverar en el camino de la superación: “Todavía no lo he logrado”. Esta frase deja la puerta abierta a la esperanza.

En esos momentos donde uno se siente perdedor, es importante cultivar la paciencia, que es una de las habilidades mas difíciles de lograr para cualquier persona, porque ella implica desprenderse de las expectativas y resignarse a que las cosas sigan su curso.

Aprender a perder tambien es aprender a ganar, porque nos permite adaptarnos a la vida tal y como llega, valorar lo que si tenemos, centrarnos en el proceso y no en los resultados.  Ser humildes y mortales, abiertos hacia lo que la vida nos depare y preparados para ser felices pase lo que pase.

AMURALLAR EL SUFRIMIENTO

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Había una vez un granjero que se acercó al Buda, teniéndolo por un maestro sabio e instruido. 

El granjero comenzó:
–Maestro, tengo una buena granja, pero a veces hay inundaciones, y otras veces hay sequía, y mis cosechas no crecen tan bien como quisiera. Amo a mi esposa y ella a mí, pero a veces me regaña demasiado. Mis hijos se portan bien, pero demandan mucho de mí y muy a menudo, ¿Qué debo hacer?
El Buda miró al granjero con compasión, extendió ambas manos y respondió:
– Lo siento, no puedo ayudarte con esos problemas.
El granjero se sintió atónito por unos momentos y replicó:
– Espera un minuto. La gente habla maravillas de ti en todos los rincones. Vienen a verte buscando consejo para toda clase de cosas, y se van iluminados.
– Lo siento –repitió el Buda– pero no hay nada que pueda hacer para ayudarte. Cada persona  tiene 83 problemas, cuando un problema desaparece, otro nuevo asoma para sustituirlo, la cantidad permanece siempre igual. No puedo ayudarte con los 83 problemas.
– Bien, dime entonces –preguntó el granjero esperando sacar algo en claro de su visita–, ¿Con qué sí me puedes ayudar?
– Te puedo ayudar con el problema número 84.

REFLEXIÓN:

La vida es difícil; siempre vamos a tener 83 problemas, y si bien podemos y debemos intentar arreglarlos, al poco tiempo va a aparecer el siguiente.

Las cosas se complican y todo empieza a ir cuesta abajo cuando no estamos dispuestos a tener problemas, cuando no estamos dispuestos a tener dolor.

A menudo, las soluciones que buscan evitar el dolor, esas cosas que dejamos de hacer para no sufrir y que nos aportan una falsa ilusión de control, son las que hipotecan nuestra felicidad.

Es el intento de controlar, resolver, reducir o evitar una experiencia dolorosa lo que la vuelve problemática en muchas ocasiones porque nos distancia de nuestro verdadero sentido de la vida. De la vida que deseamos llevar y no nos atrevemos.

Sólo dándole la cara a aquello que nos duele, podemos seguir adelante. El dolor no es un problema a resolver, es algo inherente a la vida que hay que aceptar.

Aceptar el dolor implica que llevaremos la vida que deseamos vivir pese a él, que nuestros miedos no llevarán las riendas y que nuestra conducta y energía estará enfocada en lo que amamos y en vivir una vida que merezca la pena vivir.

AUTO-COMPASIÓN para vidas imperfectas

 ei1uu0tF_400x400La compasión posee dos elementos clave: (1) el emocionarse por el sufrimiento y (2) el deseo de aliviarlo.

Tener compasión por uno mismo no es realmente diferente de tener compasión por los demás.

Entonces, ¿Qué significa tener compasión? Pues tener compasión es ofrecer comprensión y bondad hacia los demás cuando fallan o cometen errores, en lugar de juzgarlos con severidad.

Cuando sientes compasión por otro (en lugar de la mera lástima), te das cuenta de que el sufrimiento, el fracaso y la imperfección son parte de la experiencia humana compartida.

Es frecuente que quienes son muy exigentes con los que les rodean, sean muy severos consigo mismos.

En este sentido, autocompasión implica actuar de esa misma manera hacia ti mismo cuando estás teniendo un momento difícil, cuando fallas, o notas algo que no te gusta de ti mismo.

En lugar de simplemente ignorar el dolor, te permites decirte a ti mismo: «esto es realmente difícil en este momento, ¿cómo puedo consolarme y cuidar de mí mismo en este momento?«. Es decir, en lugar de ignorarte, juzgarte y criticarte sin piedad por tus deficiencias, la autocompasión significa que vas a ser amable y comprensivo cuando te enfrentas a tus errores personales.

Después de todo, ¿quién ha dicho que tenías que ser perfecto?…

Tal vez lo más importante al tener compasión por ti mismo sea que honras y aceptas tu humanidad es decir, que aceptas que las cosas no siempre salen como tú quieres.

A lo largo de tu vida es probable que tengas frustraciones, vivas pérdidas, cometas errores, y te des cuenta de tus propias limitaciones incluso tal vez, veas como tus ideales se derrumban.

Esta es la condición humana, una realidad compartida por todos nosotros.Cuanto más abres tu corazón a esta realidad en lugar de estar constantemente luchando contra ella, más capaz serás de sentir compasión por ti mismo y por quienes te rodean.

Es interesante que los estudios realizados indiquen que las personas autocompasivas tienen una autoestima alta, pero que ésta  no depende de compararse con otras personas. Más bien, las personas autocompasivas saben cómo reconfortarse a sí mismas cuando fracasan, aprendiendo y creciendo con sus equivocaciones. Saben cómo motivarse a sí mismas dándose ánimos en lugar de criticándose.

Todos nosotros libramos cada día una dura batalla, y esa lucha solo la conocemos nosotros.Todo nace en nuestro interior, el amor y el odio. Si mejoramos en la relación con nosotros mismos entonces, mejoraremos en la relación con los demás.

 

«EL ELEFANTE ENCADENADO» Indefensión aprendida

0fa09774f8e9465c68de9df5a5206feeCuando yo era chico me encantaban los circos y lo que mas me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me enteré que me llamaba la atención el elefante.

Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y fuerza descomunal…pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia :
Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca…y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía….Hasta
que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree – pobre – que NO PUEDE.

El tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás…jamás….intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

Vivimos creyendo que un montón de cosas «no podemos» simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del elefante : grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO….NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.

Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : » NO PUEDO Y NUNCA PODRE » Vivimos condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…..TODO TU CORAZON».

Jorge Bucay

EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS

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Había contratado un carpintero para ayudarme a reparar mi vieja granja.

Él acababa de finalizar su primer día de trabajo que había sido muy duro. Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había hecho perder mucho tiempo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio.Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.

Nos dirigíamos a la puerta de su casa y se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario tocó el tronco con ambas manos.

Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. La energía había cambiado completamente. Posteriormente me acompañó hasta el coche.
Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.

-Ese es mi árbol de los problemas, – contestó
-Sé que no puedo evitar tener problemas durante el día como hoy en el trabajo por ejemplo, pero no quiero traer estos problemas a mi casa. Así que cuando llego aquí por la noche cuelgo mis problemas en el árbol. Luego a la mañana cuando salgo de mi casa los recojo otra vez.

– Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando salgo a la mañana a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior. Maestro: si te centras en el ahora desaparecen todos los problemas.

Y tú, ¿qué haces con tus problemas?
¿Permites que tomen el control de tu vida o eres tú quien lleva el control?

No es fácil colocar a nuestros problemas en un compartimento, donde podremos retomarlos cuando tenemos la tranquilidad y capacidad emocional necesarias para resolverlos adecuadamente. Sin embargo es importante aprender a hacerlo.

Además, cuando nos enfrentamos a ellos, en el lugar y momento adecuados, no sólo podemos verlos de una manera distinta, más objetivamente, sino que podremos encontrar y aplicar su solución con mayor facilidad.

LA DEPRESIÓN (Es como un perro negro)

La tristeza es una emoción que tiene su origen en la pérdida de algo querido y tiene una función: la de pedir ayuda.

En ocasiones esa tristeza se apodera de nuestros días durante mucho tiempo y es entonces cuando transcurridos seis meses llamamos al problema: DEPRESIÓN.

La depresión reactiva es cuando se conoce la causa que la ha originado, si no se conoce se suele decir que es una depresión endógena (hay personas que desde su nacimiento tienden a ser más depresivas por una cuestión de personalidad o anatómico cerebral).

La anhedonia es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Este es el síntoma más claro de la depresión.

La teoría de la desesperanza, estipula que el problema es la pérdida de la esperanza, de conseguir lo que queremos. La indefensión aprendida se refiere a la condición de un ser humano o animal que ha «aprendido» a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación.

Para mejorar esta situación se debe programar actividades y asignar tareas gradualmente.

La actividad devolverá a la persona a la sociedad conectándole con su entorno. El ejercicio y el deporte le proporcionarán endorfinas (antidepresivos naturales del cerebro). Esta activación también ayudará a restablecer el ciclo de sueño-vigilia.

Es importante que la persona deprimida entienda que no debe esperar a sentirse bien para comenzar a activarse. Es al revés, se empezará a sentir mejor a medida que active su mente y su organismo. Por eso debe coger su tristeza, su desgana, su apatía y salir a pasear con ellas. Puede empezar gradualmente con actividades o tareas que le resulten más fáciles y breves para pasar poco a poco a otras que conllevan más tiempo y más constancia.

Enseñar y practicar la asertividad, como habilidad social, será importante tanto para aprender a decir no como para expresar necesidades y buscar ayuda y apoyo.

Es importante también detectar los esquemas y pensamientos negativos, que están distorsionando y exagerando la realidad. Se practicará el entrenamiento en observación y registro de pensamientos, demostrando al paciente la relación entre cognición, afecto y conducta ( Según como pienso, luego siento, luego actúo).

Los medicamentos antidepresivos son muy fiables aunque deben administrarse con una supervisión médica, como complemento de la psicoterapia durante un tiempo no muy prolongado, ya que tienen efectos secundarios importantes  y solo disminuyen los síntomas.

La depresión es frecuentemente el resultado de un estilo de vida y unos hábitos que generan malestar, insatisfacción y tristeza, por ello es importante modificar el entorno tomando decisiones y responsabilizándose de la vida que uno lleva.

Si crees que llevas demasiado tiempo conviviendo con tu tristeza pide cita con un psicólogo. No te resignes. Es la mejor prevención ante futuros intentos  de suicidio o soluciones drásticas e inadecuadas.

ACEPTAR  EL DUELO Y EL SUICIDIO

arbolviejoSuperar la pérdida de un amigo cercano o algún familiar toma tiempo, pero las investigaciones nos sugieren que esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida.

A las personas que están pasando por el duelo podrían resultarles útiles algunas de estas estrategias para lidiar con su pérdida:

  • HABLE SOBRE LA MUERTE DE SU SER QUERIDO. Hágalo con amigos o familiares para aceptar la pérdida y sus sentimientos. Recuerde a su ser querido y todo lo que significaba para usted.
  • ACEPTE SUS SENTIMIENTOS.Se puede experimentar todo tipo de emociones: tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento. Permítaselas.
  • NO DESCUIDE SU SALUD.Comer bien, hacer ejercicio y descansar le ayudará a  seguir adelante.
  • AYUDE A OTRAS PERSONAS QUE TAMBIÉN LIDIAN CON LA PÉRDIDA.Al ayudar a los demás, se sentirá mejor usted también. Compartir anécdotas sobre los difuntos puede ayudar a todos a sobrellevar la pérdida.
  • REMEMORE LA VIDA DE SU SER QUERIDO.Puede enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, ponerle su nombre a un nuevo bebé o plantar un jardín en su memoria. La elección es suya — sólo usted sabe cuál es la forma más significativa de honrar y recordar esa relación.

 DUELO POR SUICIDIO

 Las muertes violentas, y en particular el suicidio, son las más difíciles de aceptar. Se buscan explicaciones, se pretende encontrar culpables, no se sabe cómo mitigar esa angustia.

Deja tras de sí muchas preguntas: ¿por qué lo hizo? ¿Podíamos haberlo evitado? …

Es frecuente también un sentimiento de vergüenza, que lleva a no querer hablar de las circunstancias de la muerte. Algunas personas necesitan mucho tiempo solamente para pronunciar la palabra suicidio.

Puede generarse un sentimiento de culpa por algo que se dijo o se  hiso. Es algo perfectamente normal después de una muerte de estas características.

Después del suicidio de un ser querido también es  natural sentir mucha rabia y enfado pero es un sentimiento pasajero, y como tal, irá disminuyendo. Es importante buscar formas positivas de canalizar tu cólera, sin autocastigarte y sin herir inútilmente a otras personas.

Montoya Carrasquilla subraya que en la muerte por suicidio es preciso separar la forma de la muerte del muerto mismo. Lo que realmente importa no es la manera como murió el ser querido, sino el hecho de que ya no está. Por lo tanto el trabajo terapéutico de duelo debe hacerse por su ausencia y no por su modo de morir.

Los procesos de duelo no pueden ni ahorrarse, ni precipitarse porque cuando se cierran en falso se convierten en un duelo patológico.

La familia tendrá que comprender que no existe receta mágica que pueda liberarle del dolor de la separación, máxime cuando ésta ha sobrevenido de forma inesperada y violenta. Habrá que confiar en el valor analgésico del paso del tiempo y en sus efectos terapéuticos.

 

ADEMÁS DE DOLERNOS, LA MUERTE ENSEÑA A VIVIR.

LAS PÉRDIDAS NOS HUMANIZAN. NOS AYUDAN A RELATIVIZAR, A  DESCUBRIR NUEVOS Y SÓLIDOS VALORES.

LA VIDA TOMA FORMA Y VALOR CUANDO SOMOS CONCIENTE DE LA MUERTE.PORQUE EL FINAL LLEGA SÓLO DÓNDE ANTES HUBO VIDA Y AMOR.

EL PROCESO DEL DUELO

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Tras el fallecimiento de un ser amado el duelo aparece como una respuesta natural del ser humano. Una experiencia universal que todos hemos vivido o estamos predestinados a vivir, el precio que pagamos por estar involucrados  a nuestros seres queridos.

La mayoría de las personas que sufren la experiencia de pérdida de un ser querido no necesitan ayuda psicológica especializada para recuperarse pero hay un porcentaje de personas afectadas para las que la experiencia es más compleja .

Es lo que llamamos «El duelo complicado». Una patología de duelo que padece un pequeño porcentaje de personas a las que les cuesta recuperarse después de la pérdida de un ser querido, y que son incapaces de rehacer sus vidas especialmente en lo que atañe a sus relaciones.

La muerte y la separación de una persona a la que amamos despierta muchas reacciones emocionales y físicas que están ligadas a diferentes tareas que hay que atender.

Por un lado, está la parte traumática, asociada a cómo fue la muerte: el sufrimiento de la enfermedad, mi impotencia por salvarlo y cómo me dieron la noticia.

Hay otra parte que tiene que ver con la pérdida de la relación, es decir, el echarlo a faltar, no haberme podido despedir de él, tener algo pendiente que no le dije, o tal vez puedo emocionarme por el futuro que ya no podremos compartir, porque parte de mi identidad la construí a través de esa persona.

Por lo tanto, vivir el duelo no es sólo llorar por el difunto por lo que ha perdido el o ella, sino también por la parte de mi que se ha ido y que tendré que volver a construir.

También ante la situación de separación, se ponen en marcha todas nuestras formas aprendidas sobre cómo manejar el sufrimiento, y como responde el entorno a esta necesidad de apoyo, y esta tarea también hay que explorarla.

El psicoterapeuta debe de acompañar y ayudar a la persona a vivir ese sufrimiento, utilizarlo como camino y darle sentido. No se puede evitar el dolor.

Podemos aprender de la muerte de una persona cercana a través del proceso de explorar el dolor, de penetrarlo, compartirlo, ponerle nombre, integrarlo y darle sentido, porque emerge siempre un sentido de esperanza, de crecimiento y de transformación de la identidad.

Muchas personas expresan que a través del duelo se han vuelto más tolerantes, tiernas, amorosas o que han tomado decisiones en su vida que les llevan a la autenticidad.

El duelo es un aprendizaje más. Nos llama a ser quien somos de verdad, liberarnos de las defensas que hemos construido a lo largo de nuestra vida para protegernos del dolor, pero que nos aíslan de la gente de nuestro entorno, y de nosotros mismos.

Entre los autores destacados en relación al proceso del duelo encontramos a Alba Payás responsable de la unidad de duelo de Girona y directora del instituto de psicoterapia integrativa relacional en pérdidas, duelo y traumas. Publicó un interesante manual que recomiendo: «Las tareas del duelo» .

Por otro lado  E.Kubler-Ross sentó las bases de los modernos cuidados paliativos, cuyo objetivo es que el enfermo afronte la muerte con serenidad y hasta con alegría. Existen varios libros de esta autora que son interesantes como «La muerte, un amanecer».

También existe una red social de ayuda al duelo y a la enfermedad donde podrán encontrar ayuda específica y recursos .https://www.duelia.org/