La tristeza es una emoción que tiene su origen en la pérdida de algo querido y tiene una función: la de pedir ayuda.
En ocasiones esa tristeza se apodera de nuestros días durante mucho tiempo y es entonces cuando transcurridos seis meses llamamos al problema: DEPRESIÓN.
La depresión reactiva es cuando se conoce la causa que la ha originado, si no se conoce se suele decir que es una depresión endógena (hay personas que desde su nacimiento tienden a ser más depresivas por una cuestión de personalidad o anatómico cerebral).
La anhedonia es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Este es el síntoma más claro de la depresión.
La teoría de la desesperanza, estipula que el problema es la pérdida de la esperanza, de conseguir lo que queremos. La indefensión aprendida se refiere a la condición de un ser humano o animal que ha «aprendido» a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación.
Para mejorar esta situación se debe programar actividades y asignar tareas gradualmente.
La actividad devolverá a la persona a la sociedad conectándole con su entorno. El ejercicio y el deporte le proporcionarán endorfinas (antidepresivos naturales del cerebro). Esta activación también ayudará a restablecer el ciclo de sueño-vigilia.
Es importante que la persona deprimida entienda que no debe esperar a sentirse bien para comenzar a activarse. Es al revés, se empezará a sentir mejor a medida que active su mente y su organismo. Por eso debe coger su tristeza, su desgana, su apatía y salir a pasear con ellas. Puede empezar gradualmente con actividades o tareas que le resulten más fáciles y breves para pasar poco a poco a otras que conllevan más tiempo y más constancia.
Enseñar y practicar la asertividad, como habilidad social, será importante tanto para aprender a decir no como para expresar necesidades y buscar ayuda y apoyo.
Es importante también detectar los esquemas y pensamientos negativos, que están distorsionando y exagerando la realidad. Se practicará el entrenamiento en observación y registro de pensamientos, demostrando al paciente la relación entre cognición, afecto y conducta ( Según como pienso, luego siento, luego actúo).
Los medicamentos antidepresivos son muy fiables aunque deben administrarse con una supervisión médica, como complemento de la psicoterapia durante un tiempo no muy prolongado, ya que tienen efectos secundarios importantes y solo disminuyen los síntomas.
La depresión es frecuentemente el resultado de un estilo de vida y unos hábitos que generan malestar, insatisfacción y tristeza, por ello es importante modificar el entorno tomando decisiones y responsabilizándose de la vida que uno lleva.
Si crees que llevas demasiado tiempo conviviendo con tu tristeza pide cita con un psicólogo. No te resignes. Es la mejor prevención ante futuros intentos de suicidio o soluciones drásticas e inadecuadas.