CEREBRO EMPÁTICO

Hombres y mujeres no procesan por igual la visión de rostros con expresiones felices o tristes. Ante rostros tristes o con expresión de dolor, el cerebro femenino responde con más intensidad al estímulo.

Entendemos a los otros, no sólo por situarnos en su lugar, sino también porque somos capaces de contagiarnos de lo que sienten. Sentir las mismas emociones que otros, aporta un talento extraordinario para la integración y la comunicación con los demás.

Ante la visión del dolor infligido a una persona querida, se activan sus mismos centros afectivos del dolor físico. Estos dolores permiten, especialmente a las mujeres, sentir compasión.

A través del rostro podemos expresar toda nuestra riqueza afectiva, leer los pensamientos, hacernos cargo de la situación interior de la persona o reconocer sus deseos e intenciones. La empatía implica a las mismas estructuras neuronales que procesan nuestras propias experiencias, de forma que compartimos inconscientemente los mensajes emocionales de los demás.

Al ver el rostro de una persona de la que sabemos que juega limpio, activamos la red neuronal de recompensa emocional, lo contrario que el rostro del tramposo insolidario, que nos produce poco efecto en el cerebro.

Todo ello nos lo explican en este interesante documental:

CONTROLA TU IRA

CONTROLA TU IRA

IRA

La ira y el enfado, son emociones relacionadas con la percepción de amenaza y suele provenir de sentirnos atacados  o en peligro. Es la emoción opuesta al miedo y es una expresión de la energía hacia fuera.

¿Cuándo el enfado es sano? Cuando nos ayuda a detectar y resolver problemas, a luchar para conseguir las metas y aliviar o superar obstáculos que nos impiden alcanzarlos.

¿Cuándo el enfado es insano? Se convierte en un problema cuando  experimentamos la ira de forma excesiva, demasiado intensa o sin control. Produciéndose un “secuestro emocional” que impide percibir serenamente la situación.

Conocer las situaciones que nos producen ira nos ayudará a conocernos, a darnos cuenta de qué cosas nos hacen sentirnos vulnerables.

Detectar las sensaciones corporales y los pensamientos que nos invaden antes de perder el control nos ayudará a darnos cuenta de cuando es el momento de poner en práctica estrategias para evitar actuar en contra de nuestros intereses.

Es importante no tomar decisiones bajo el efecto de emociones intensas, esas decisiones rápidas, suelen conllevar consecuencias indeseadas como sentimientos de vergüenza, arrepentimiento, etc. y frecuentemente agravan el problema.

Debemos responsabilizarnos de lo que pensamos, sentimos y hacemos. Por eso es necesario no dejarnos arrastrar por nuestra ira.

Existen estrategias que nos ayudarán:

LA PRÁCTICA DE LAS DISTINTAS TÉCNICAS DE RELAJACIÓN. Relajación muscular progresiva, relajación basada en la respiración, relajación en imaginación, relajación autógena, etc. Practicar habitualmente nos permite prevenir esos estados de ira y nos ayuda en caso de emergencia a focalizar la atención en controlar nuestros síntomas físicos para calmarnos.

LA TÉCNICA DEL TIEMPO FUERA: Alejarse de la situación cuando nos damos cuenta de que nos estamos enfadando y vamos muy probablemente a perder el control. Es una técnica de emergencia pero si se usa habitualmente puede ser un problema ya que evitaremos siempre afrontar las situaciones que nos generan ira.

PARADA DE PENSAMIENTO: Una vez que te has apartado del lugar del conflicto es recomendable alejarse mentalmente. Nada más detectar la idea o pensamiento que te produce ira debes decirte mentalmente o en voz alta «STOP» o «BASTA» y seguidamente intentar pensar en algo agradable o neutro, distrayendo nuestra mente.

BÚSQUEDA DE PENSAMIENTOS ALTERNATIVOS: Lo que pensamos y nos decimos a nosotros mismos influye en lo que sentimos. Darnos cuentan de nuestras  ideas o pensamientos  rígidos y exagerados, esos que nos victimizan, nos hacen sentirnos débiles… y cambiarlos por un pensamiento menos catastrofista, ajustado a la realidad o simplemente centrar nuestra atención en pensamientos positivos, que nos calmen y tranquilicen para poder a afrontar la situación.

A menudo creemos que no somos capaces de afrontar y aceptar situaciones a las que tenemos miedo, es ese miedo el que con frecuencia toma las riendas y hace que actuemos a la defensiva, atacando por miedo a ser heridos. En realidad nuestra debilidad es creernos débiles (cuando seguramente somos capaces de asumir y reaccionar adecuadamente).

Somos más fuertes de lo que creemos, solo tenemos que mantener a raya nuestros a demonios. Los que nos roban la calma, la fé y el tiempo de disfrutar y sentirnos dichosos.

La lucha siempre es interna, con nosotros mismos. Si uno está seguro de quien es, de cómo actúa y está abierto al exterior porque no tiene miedo entonces, nada puede ser imposible de aceptar, resolver o superar.

Para completar la información te recomiendo la lectura del siguiente libro:

COMO SUPERAR EL DESCONTROL EMOCIONAL. Amelia Catalán Borja

cómo-superar-el-descontrol-emocional

 

 

ESCUCHA TUS EMOCIONES

ESCUCHAR

Las emociones se producen cuando una persona considera que una determinada situación es relevante respecto a sus metas.
Tendemos a evitar las emociones negativas (enfado, frustración, tristeza, etc) creyendo que son «insanas» y algunas socialmente inaceptables pero todas nuestras emociones, nos proporcionan una fuente imprescindible de conocimiento acerca de lo que nos rodea y de nosotros mismos.

No obstante, también pueden hacernos daño cuando suceden en el momento inapropiado o con la intensidad inapropiada.

Todas nuestras emociones son necesarias para una correcta adaptación a la vida diaria y para ser felices.

Reconocer nuestros sentimientos, ponerles nombre y diferenciarlos es el primer paso para desarrollar estrategias de afrontamiento.

Quizá la función más importante de la emoción es la de preparar al organismo para que ejecute eficazmente la conducta, movilizando la energía necesaria (acercando o alejando).

En la vida diaria tomamos muchas decisiones en base a una evaluación emocional rápida en vez de  decisiones racionales por eso no podemos subestimar el valor adaptativo de las emociones y lo que nos ayudan diariamente.

Cuando un niño aprende a identificar sus sentimientos y a aceptarlos revertirá positivamente en su seguridad psicológica y su autoestima. Sentirá algo muy, muy valioso, que él es ser el “dueño de sus sentimientos”.

Paul Ekman, uno de los psicólogos con más influencia en la investigación de las emociones y sus expresiones, estableció una lista de 6 emociones básicas.

EMOCIÓN

FUNCIÓN
Miedo Protección. Facilitación de respuestas de escape o evitación de la situación peligrosa
Ira Movilización de energía para las reacciones de autodefensa o de ataque. Eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados y generan frustración.
Alegría Facilita la empatía promoviendo conductas altruistas. Aumenta la solución de problemas, la creatividad y el aprendizaje.
Tristeza Reintegración. Valoración de pérdida o daño que no puede ser reparado. Valoración de otros aspectos de la vida que antes de la pérdida no se les prestaba atención.
Asco Rechazo. Generación de respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o potencialmente dañinas para la salud.
Sorpresa Exploración. Facilitar procesos atencionales, conductas de exploración e interés por la situación novedosa.

Me gustaría que fueras más consiente de tus sentimientos, que los escucharas y entendieras. Eso te hará mas sabio/a, mas consiente y poderoso/a.

Entenderás el significado de lo que te está sucediendo y por qué esa situación es valiosa o peligrosa para tí.

 Elisabeth Kúbler Ross: “Toda experiencia vital es un golpe de suerte, representa una posibilidad para enriquecerse, para crecer. Crecer en comprensión, en amor, en todo aquello que debemos aprender”.