CUERPO Y MENTE, una misma armadura para esta pandemia.

En estos meses de incertidumbre debido a la pandemia por la COVID19, hemos experimentado como nuestra salud emocional y la de los que nos rodean, se ha deteriorado. Esta situación de estrés, ha tenido un coste mental para todos. Es importante detectar nuestra sintomatología, prestar atención a esas señales, para poder atender la parte mental de nuestra salud. Para hacernos cargo y tomar medidas protectora o pedir ayuda.

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Es difícil reconocer que una situación nos sobrepasa cuando estamos intentando afrontarla pero igual de difícil es , reconocer el costo que ha tenido esa batalla una vez que ya ha pasado la situación estresante, porque tendemos a minimizar el daño psicológico por vergüenza, desconocimiento o miedo.

Tal vez lo más difícil sea lo que viene después: Ver nuestras heridas.

Para aquellos que no sufrimos daños físicos o enfermedad, las secuelas psicológicas pueden ser la única señal de aquella situación.

Cuando tienes una lesión, debes saber que lo físico curará antes que lo emocional, y que esta segunda herida que conllevará inseguridad o temor a volver a sentir dolor o sufrir un daño, tardará más tiempo en curarse.

Tal vez muchas personas ahora estén curando su segunda herida. Hemos perdió algo por el camino. En algunos aspectos, ya nada es igual que antes o tal vez no nos sintamos como éramos antes.

La pandemia por la COVID-19 ha puesto nuestra atención en todo lo referente a la salud, por ello es necesario recordar que la mente y el cuerpo están unidos y que debemos cuidar nuestra salud en un sentido amplio. Eso incluye también cuidar nuestras relaciones personales, nuestro ocio, nuestro sueño o descanso, lo que comemos, nuestras rutinas, etc.

La organización Mundial de la Salud define La salud como “El estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Es obvio que las emociones pueden afectar ciertas funciones corporales, como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la sudoración, los patrones del sueño, la secreción de ácidos estomacales y las evacuaciones intestinales.

Pero la interacción entre la mente y el cuerpo es una vía de doble sentido ya que no solo los factores psicológicos pueden contribuir al inicio o al agravamiento de una amplia variedad de trastornos físicos, sino que también las enfermedades orgánicas pueden afectar a la forma de pensar o al estado anímico.

Por ejemplo, la depresión es habitual en las personas con enfermedades mortales, reincidentes o crónicas. El estado depresivo puede empeorar los efectos de la enfermedad orgánica y se añade a los padecimientos de la persona.

Si me encuentro mal físicamente, me afectará emocionalmente y viceversa: si estoy estresado puedo terminar somatizando y sufrir ansiedad.

La Psiconeuroinmunología es una rama de la medicina que pone de manifiesto la influencia de factores psicosociales sobre la respuesta inmunológica (Ader, Felten, y Cohen, 1991), ya que estudia la relación entre los procesos psicológicos y el sistema nervioso e inmunitario del cuerpo humano y su efecto sobre la salud.

Reconozcámoslo, nuestras vidas han cambiado. Algunos han perdido por el camino seres queridos, oportunidades laborales, relacione personales , seguridad , esperanza en el futuro, etc.

Es importante que reconozcamos cuando nos suceden cosas que nos superan o cuando nuestros monstruos internos se han hecho más fuertes que nuestras esperanzas. Cuando los momentos de tranquilidad son menos que los de angustia. Cuando nos faltan las ganas para todo sin razón aparente.

Si notas que no deseas realizar las actividades que antes te gustaban hacer, si sientes miedos a situaciones que antes no sentías y éstos te impiden realizar actividades necesarias o valiosas para ti, si tienes pensamientos repetitivos que no te permiten descansar o sientes malestar psicológico de algún tipo, entonces acude a un psicólogo y comparte con el o ella tus preocupaciones , no lleves esta carga solo o sola. Pide ayuda y apóyate si es necesario durante un tiempo en la medicación que te recomiende un psiquiatra.

Atiende tu salud mental, tu estado de ánimo y tu felicidad. Recupera tu vida y tu salud en el sentido más amplio. Como el aforismo: “Mens sana in corpore sano”

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