El término « resiliencia » proviene de la física de los materiales. Expresa las cualidades de un resorte: resistir a la presión, doblarse con flexibilidad y recobrar su forma original.
La resiliencia en psicología positiva es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Este concepto fue desarrollado por Emmy Werner a través de una investigación en 1955, en una isla de Kauai (Hawai) con una muestra de 700 niños recién nacidos procedentes de familias que vivían en situaciones desfavorables de pobreza, desestructuración, enfermedades mentales, alcoholismo…
Tras 30 años de seguimiento, obtendría datos que confirmaran que esos niños expuestos a entornos desfavorecidos, desarrollarían patologías de cualquier índole pero la sorpresa la obtuvo cuando el 30% de los niños no sólo no desarrolló ninguna patología sino que vivía una vida completamente normal, con un desarrollo sano y positivo.
Frente a la creencia común de que una infancia infeliz determina necesariamente el desarrollo posterior del niño hacía formas patológicas del comportamiento y la personalidad, los estudios con niños resilientes han demostrado que son suposiciones sin fundamento científico y que un niño herido no esta necesariamente condenado a ser una adulto fracasado (Cyrulnick, 2001).
Por lo tanto, las crisis nos ayudan, si están bien planteadas a nivel cognitivo, a crecer, a mejorarnos, a limpiar aspectos interiores, lo cual permite que en poco tiempo la personalidad renazca de sus cenizas, como el Ave Fenix (otro mito ancestral relacionado con la resiliencia).
La resiliencia no es un rasgo que las personas tienen o no tienen. Conlleva conductas, pensamientos y acciones que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Evitar ver las crisis como problemas insuperables. puede cambiar la forma en que cada individuo interpreta el “huracán”. Tratar de ver más allá de la crisis actual y cómo las circunstancias futuras pueden ser un poco mejores. Moverse hacia las metas hacen que las estrategias desarrollen la capacidad de ser exitoso y ser un individuo resiliente que se integra en una comunidad.
Características de las personas resilientes:
• Tienen un sano autoconcepto, son realistas, no sobredimensionan los hechos, se centran en el lado positivo de las personas y las circunstancias, y suelen ser muy analíticas y metódicas en las decisiones que van a tomar.
• Logran levantarse luego del episodio de dolor o frustración y empiezan a analizar todos los factores en forma objetiva. Esta actitud las lleva a tomar decisiones más certeras.
• Han desarrollado un alto sentido de autoconfianza y autorregulación que les permite tener una actitud positiva en la cual no ven los posibles fracasos, sino las oportunidades que se pueden presentar y luchan por alcanzar las metas propuestas.
• Están conscientes de los riesgos y posibles fracasos, pero consideran todas las posibles opciones para evitarlos y si no lo logran, se reponen para empezar una vez más.
En este vídeo podrás ampliar información acerca de la resiliencia.